En un video publicado en Youtube durante quince minutos, el grupo de cyberactivismo Anonymous lanzó una amenaza de acción vinculada al Uruguay y sus principales organizaciones. Librumface pudo obtener la transcripción del mismo proporcionada por el Canal 4 de Montevideo, único medio que tuvo acceso al comunicado que se colgó en internet, antes de ser retirado. Para el resto de la prensa, la posibilidad de ver o escuchar la proclama es prácticamente nula, debido a que, según las palabras del jefe de programación de la emisora, “no nos interesa para nada ese video, no matan a nadie...”.
“Ciudadanos del Uruguay, somos Anonymous”, comienza diciendo el video, “hemos esperado pacientemente que vuestro sistema político tuviera una reacción positiva para con los reclamos que les hicimos llegar, tanto al gobierno como a los partidos de la oposición. Al no obtener respuesta alguna ni de unos ni de otros, entendimos que el tiempo se agotó y el día de actuar ha llegado”. Después de citar una larguísima lista de reclamos según ellos, incumplidos, procedieron a anunciar las acciones a seguir.
De los reclamos incumplidos, destacamos:
La apertura de la red ceibal para uso de todo el pueblo, sin excepciones.
La eliminación de cualquier forma de censura disfrazada de democracia (no se dan detalles).
La inmediata liberación de Ultratón (suponemos que este punto no es real y se trataría de una broma del encargado de la transcripción).
De las acciones a llevar a cabo por el colectivo Anonymous, reproducimos las más relevantes:
Eliminación del Solitario de la computadora del presidente Mujica.
Cancelación de la cuenta de Twitter del senador Bordaberry.
Bloqueo de los sitios PokerStar, Mercadolibre, Ovación Digital, Groupon y Woow Uruguay, en el servidor del Palacio Legislativo.
El video finaliza con el clásico mensaje del grupo: "Somos Anonymous. Somos Legión. No perdonamos. No olvidamos." No se proporcionan fechas para ninguno de los ataques.
Consultamos a las personas mencionadas como objetivo de los ataques y todas les restaron importancia, pero ninguno de los entrevistados nos dejó acercarnos a sus computadoras y, en algunos casos, nos retiraron una tarjeta de memoria que llevábamos como respaldo de la cámara fotográfica, que tampoco nos dejaron ingresar.
