Más allá de la alegría que provocó la decisión del gobierno de no adelantar la hora para el próximo período estival, los operadores turísticos han decidido dar un paso más: pedirán al gobierno que atrase sesenta minutos la hora oficial entre octubre de 2015 y marzo de 2016. El documento con la solicitud que el Grupo de Operadores Turísticos (GOT, por sus siglas en español) tiene casi pronto y que entregará al Dr. Tabaré Vázquez en los próximos días, señala punto por punto las fortalezas de tomar esta decisión. Según fuentes generalmente bien informadas, integrantes del gobierno tuvieron acceso a un borrador de la propuesta, existiendo puntos de acuerdos entre el poder ejecutivo y el GOT, por lo que no se descarta que el atraso horario sea posible en este año o el próximo. Este medio también accedió al esbozo de proyecto y compartimos con ustedes los puntos destacados del mismo.
(Extraído textualmente del borrador, incluyendo su pobre redacción)
Sin chimeneas – En primer lugar es de destacar que nuestra llamada "industria sin chimeneas" ha resultado muchísimo más eficaz que las que sí cuentan con ese piripicho contaminante, hecho que nos hace merecedores no de una exención de impuestos (que sí tienen algunas de estas fracasadas) sino de un simple corrimiento de las agujas del reloj. Nada más.
Que gaste más el que vacaciona más – Nos vivimos quejando de que los turistas son más pero cada vez gastan menos. ¿Quién tiene la culpa? La playa con su carácter laico, gratuito y prácticamente obligatorio. Aunque inicialmente consideramos viable cobrar una entrada para acceder a ese espacio, entendimos que quizás fuera un poquito exagerada la medida. Como buenos uruguayos, encontramos la que podemos considerar solución intermedia: acortar el período dedicado al uso playero (a las SIETE DE LA NOCHE, todos afuera). Consecuencia: un turista aburrido con una familia aburrida, combinación perfecta para gastar lo que no se tiene con tal de salir del infierno. Y ahí estaremos nosotros para atenderlos como corresponde.
Antidepresivo natural – Conocido por todos es el efecto deprimente que provoca la baja de la temperatura por la entrada del otoño (salvo para lo hipotensos). Esta situación combinada con un sorpresivo adelanto de la noche en sesenta minutos, termina siendo fatal para toda la sociedad. La cuestión térmica excede nuestras posibilidades pero, ¿saben lo lindo que resultaría que, de un plumazo, empiece a anochecer una hora después? Les cambiaría el ánimo a muchos uruguayos y les permitiría empezar el año real con energías renovadas. Esto sin contar con el probable descenso en las tasas de suicidios, tema en el que no ahondaremos por tratarse este de un proyecto serio aún no puesto en práctica y, por lo tanto, carecemos de antecedentes que permitan su comparación.
A rellenar – Para finalizar, y no por eso menos importante: ese tercer turno de atención comercial, gastronómica, de servicios y juegos que se agrega con retrasar sólo una horita el reloj, puede transformarse en una fuente de ingresos para el estado que la blanca arena y mar azul-verdoso-marrón (con sus vendedores informales) no pueden aportar. Y tenemos la ligera sensación de que esos dineritos adicionales serán bien vistos a la hora de rellenar agujeros en la arena, manchas de petróleo o de cualquier otro asunto pendiente que algún viejo bandido haya dejado por ahí (guiño, guiño).
Hasta aquí la transcripción. Personas cercanas a Vázquez hicieron saber a este medio que el punto referido a la salud de los uruguayos (el efecto antidepresivo natural) es el que más llamó la atención del mandatario, al punto tal de considerarlo factible para instrumentar este año o el próximo, dependiendo de cuándo se realice su presentación oficial. Y aunque el tema aún no fue tratado en el consejo de ministros, trascendió que la postura de Tabaré Vázquez ya contaría con el apoyo de los ministros Victor Rossi y María Julia Muñoz.
Seguiremos informando.
