falcao(Mónaco, Agencia EPS) El delantero de la Selección Colombia y artillero del fútbol francés, Radamel Falcao García, confirmó, en una entrevista exclusiva de nuestra agencia (obtenida por la invalorable gestión de su representante, Charles Xavier Lettre), las dificultades que se le presentaron al afrontar el encuentro contra Uruguay el pasado martes en el Estadio Centenario, especialmente con el defensa charrúa, José María Giménez . Un Falcao afectado por un estado claramente depresivo (se había pasado la planchita en el pelo una sola vez, y ya era mediodía), nos recibió con la frase que da título a esta nota: "No pude concentrarme en todo el partido, me volvió loco".

El jugador caribeño nos dio detalles precisos de cómo los insistentes llamados de atención del joven defensa de la selección uruguaya, José María Giménez, le impidieron mantener la frialdad en el partido y obstaculizaron el aplomo y el equilibro que suele tener. "Primero me preguntó que auto tenía", cuenta Falcao, "cuando le estaba detallando el juego de colores que hacía el tapizado con la chapa de mi Audi, ya se había ido y estaba esperando el centro de un tiro de esquina como a 140 metros de donde habíamos comenzado la charla. Y eso fue sólo el principio...”, afirmó.

Sin mediar una repregunta siguió contando, con la vehemencia propia de alguien que quiere sacarse un peso de encima: "a los 15 minutos de lo del auto, me preguntó por qué la bandera de Ecuador, la de Colombia y la de Venezuela tienen los mismos colores. Cuando, en el entretiempo, hablé del tema con Farid (Mondragón, arquero suplente) él me dice dos cosas importantes: una, que lo de los colores tiene que ver con Simón Bolívar y otra, que no jodiera la madre (sic) y que, a la próxima pregunta del defensa, le disloque el maxilar inferior de un cabezazo".

Consultamos si ese martirio había finalizado en el primer tiempo del partido, el 9 colombiano respondió enfáticamente: "¡Ojalá hubiera sido así! A los pocos minutos del segundo tiempo, estaba esperando un centro en el área uruguaya. En ese momento, Giménez se me acercó, me dijo que era su partido debut en la selección mayor, que estaba muy feliz y que se iba a tatuar la fecha del partido. Le sonreí y me preguntó si se escribía 'Setiembre' o 'Septiembre', porque no quería que el tatuaje tuviera sólo números. Conclusión: yo no salté a cabecear, pero él tampoco, porque la pregunta fue muy larga".

¿Todo el partido fue así? “En realidad, no. Tuve unos minutos de calma cuando nuestra selección tocaba de lado a lado, en el centro de la cancha, no me llegaba el balón y pude descansar de Giménez (risas). Pero, cuando ellos hacen el primer gol, inconscientemente lo busqué con la mirada. Y en ese momento, en lugar de festejar, se me acercó para decirme que hay una casa de telas, de hule, de plástico, no recuerdo bien, que se llama Valivia, o Valdiquia y que él compra los manteles ahí. También me comentó que, para su auto, compra los repuestos en Chamaco, Cimarbo, o algo así. Ni abrí la boca, porque sinceramente no entendí nada de lo que me quiso decir”.

Finalmente Falcao García, terminado el encuentro, decidió abrirse a esta instancia comunicacional, poco ortodoxa para un campo de juego: "Lejos del clásico intercambio de casaquillas, se acercó solamente para darme su dirección de email en el pasillo del vestuario y así poder, según me dijo, 'seguir conversando y conociéndonos más'. Lo curioso es que yo le pedí su Facebook y no me lo quiso dar. Cuando le pregunté el porqué, me respondió que entraba solamente a jugar al Candy Crush y que no le gusta que lo desconcentren con avisos de notificaciones". Tras esa frase, la estrella del fútbol mundial nos saludó con un cordial abrazo y se retiró. Por nuestra parte, salimos de su residencia con la reconfortante sensación de haber colaborado para que una persona se liberara de una pesada mochila que portaba desde hace días.

Seguiremos informando.


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