Los especialistas lo habían anunciado desde principios de siglo y actualmente es una realidad: la saturación de imágenes en el mercado provocaron una megadevaluación de proporciones (bíblicas). La realidad de hoy, las principales fuentes financieras establecen que una imagen no vale mucho más de 353 palabras. Instagram, Tik Tok, WhatsApp y otras aplicaciones que fomentan hasta la publicación de las flamantes hemorroides del abuelo generaron esta caída en el valor del píxel que lejos está de tener fin.
“Lamentamos tener que aceptar que una imagen ya no vale más que mil palabras”, señaló una fuente financiera generalmente bien informada que solicitó permanecer en el anonimato, “la saturación de las fotos, producto de una necesidad artificialmente generada de documentar cualquier cosa (sin ir más lejos, yo vi las hemorroides nuevas que le salieron al abuelo de una amiga, en Tik Tok) nos llevaron a esta situación”, sentenció.
¿Existe la posibilidad de que este panorama se revierta? “Estoy convencido de que no, es más, pienso que estamos en caída libre”, respondió la fuente, “hace treinta años veías la foto de un niño alejándose de un edificio que se derrumbaba por un misil y sentías que tenías toda la información necesaria. Hoy tenés la foto del nene, la selfie del nene, el meme del nene, el video del nene, el video del nene con la música de Titanic y cuando llegás al final de la serie ya no sabés ni qué pasó, más allá de ‘el nene’. Es una batalla perdida, lo lamento por aquellos que compraron imágenes a mil palabras cada una, nunca van a recuperar lo invertido”, concluyó.
Para finalizar, le preguntamos a nuestra fuente cuál es el límite, hasta dónde llegaremos por este camino. “En el mejor de los casos, de tan baratas que van a estar las imágenes vamos a terminar comunicándonos con jeroglíficos y, en el peor, con gifs y stickers” nos respondió, dejándonos, al retirarse, el emoji de una mano saludando en nuestro WhatsApp.
Seguiremos informando.